Por Dr. Jorge Reskala de Biaani México
Actualmente tenemos la idea de que debemos tomar una determinada cantidad de agua –entre más mejor- para estar sanos e incluso hasta para bajar de peso: de dos a tres litros nos dicen hasta en la televisión. La pregunta aquí es: ¿por qué debemos de tomar una determinada cantidad de líquido incluso si no tenemos sed? Eso es violentar nuestro cuerpo.
La naturaleza creó un mecanismo llamado sed y es esa sed la que debe indicarnos cuánta agua tomar. Es decir, no debemos dejar de tomar líquido como muchas veces sucede por las prisas y cosas así, pero tampoco debemos violentarnos a tomar líquido de más. De hecho, hay un gran riesgo en tomar demasiada agua.
El peligro de la “moda del agua” (que en realidad es un fenómeno mercantilista/comercial) radica en que ha propiciado un incremento del trastorno alimenticio llamado Potomanía que es el excesivo consumo de agua, lo que puede traer como consecuencia una descompensación nutricional derivada de la eliminación -a través de la orina- de los minerales que necesita nuestro cuerpo como el sodio, potasio, calcio y magnesio.
La pérdida de sales y minerales conlleva a situaciones de hiponatremia la cual impide el funcionamiento normal del cerebro, los músculos, los órganos y el metabolismo. El resultado puede provocar sensación contante de cansancio, padecimientos como fibromialgia, nauseas, cefaleas, letargo y en situaciones muy extremas hasta convulsiones.
Uno de los mitos de la alta ingesta de agua es que favorece la eliminación de toxinas pero en realidad los riñones limpian las toxinas independientemente de cuánta agua ingiera una persona. De acuerdo con un estudio realizado en la Universidad de Pensilvania en Filadelfia, cuando se consume mucha agua, todo lo que se hace es generar más orina pero no más eliminación de toxinas en ella.
A esto, hay que agregar que las aguas industrializadas y embotelladas que estamos bebiendo carecen de minerales, sales y oligoelementos, y aunque nos pretenden hacer creer que eso es bueno, no lo es. El cuerpo humano está hecho para funcionar con aguas que contienen estos elementos como lo es el agua en la naturaleza (pozos, ríos, manantiales), que es agua viva.
Estas aguas indusgrializadas, no solo no nos aportan nada de estos elementos sino que además, por ser “aguas muertas” no son compatibles con nuestro cuerpo, las células de nuestro cuerpo no las sabe “leer”. De hecho, carecen de las sales necesarias para que la hidratación “fije” en nuestro cuerpo. Lo que sucede entonces es que tomamos agua que no hidrata y que por el contrario barre con nuestros minerales por lo que en realidad nos deshidratan por increíble que suene ¿se ha fijado querido lector que cuando toma mucha agua experimenta mucha sed?.
Esto es causa de muchas dolencias y problemas de salud como ya lo comenté arriba. Pero el problema se pone más grave si consideramos que esa desmineralización del cuerpo nos debilita de manera constante pues no permite una conductividad eléctrica en el cuerpo y la vida es un fenómeno eléctrico (los latidos del corazón, el funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso, son eléctricos).
¿Es importante estar bien hidratado? Claro que sí, pero tomar agua no es hoy la mejor opción para estarlo ¿Qué hacer entonces? consumir sueros orales (como los que se recomiendan a los niños cuando enferman del estómago para que no se deshidraten). Pueden ser sueros comerciales como los que venden en el súper (sueros, no bebidas energetizantes) o –mejor aún- sueros de elaboración casera.
El suero se va a tomar como agua de uso a lo largo del día y NO se va a tomar agua sola en lo absoluto. Se puede ingerir tés, cafés, etc.
Suero de elaboración caseraEn un litro de agua agregar:
Jugo de 5 ó 6 limones 2 cucharadas soperas de miel (o estevia en el caso de diabetes) 1 ó 2 cucharadita de sal (de grano o de mesa) 1 cucharadita de bicarbonato de sodio Ingerir la cantidad de suero que la sed indique |
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